Historia de piratas.
Capítulo I.
Presentación.
Hace mucho tiempo en Albalate de Zorita, sucedió una cosa increíble...¡Vinieron
piratas! Bueno, os contaré lo que pasó anteriormente para que los piratas, fuesen a
Albalate.
Era una un bonito día en el barco “Un día en el cole”, la tripulación estaba formada
por las siguientes personas:
CRISTINA: Capitana.
BORJA: Ocupado del Cañón.
JAIME: Cocinero.
NACHO: Almirante.
ÁFRICA: Vigía.
ANDREA: Ocupado del Cañón.
ALICIA: Ayudante de Cocinero.
MARÍA: Ocupado del Cañón.
INÉS: Escriba.
RAÚL: Timonel.
RICARDO: Cartógrafo.
DOMINIK: Técnico.
-¡Escuchar mi tripulación!-Dijo Cristina gritando.
-¿Qué quiere capitana?- Dijo la tripulación al unísono.
-¿Borja estás cumplido con tu trabajo?
-Sí, mi capitana.
-¿Jaime estás cumplido con tu trabajo?
-Sí, pero no entendía una receta de cocina.
-¿Nacho estás cumplido con tu trabajo?
-Sí.
-¿África estás cumplido con tú trabajo?
-No, porque ayer me caí y me hice daño en el pie.
-Entonces,-dijo Raúl preocupado- ¿Quién está haciendo de vigía?
¡¡¡POM!!!, se chocaron contra una piedra, pero no fue nada ya que Dominik, sabe
arreglar muy bien las rajas en el cascote:
-¡África!, has estado a punto de matarnos,-Dijo Cristina enfadada- suerte que Dominik
sabe arreglar cascotes.
-Lo siento.-dijo África.
Después de este impedimento, siguieron pero, como no, hubo otro mayor:
-¡Ricardo!- dijo Cristina.
-¿Sí mi capitana?
-Me podrías traer los nuevos mapas hacia el Caribe.
-Sí, mi capitana.
Unos meses después, sin darse cuenta, llegaron a Lisboa y, se metieron por un
pequeño riachuelo en el que ponía: “Río Tejo” y ellos se pensaron que sería un canal
como los de Venecia.
Capítulo II.
Llegada a Toledo.
Cuando llegaron a la frontera Portugal – España, vieron otro cartel en el que
ponía Río Tajo. En ese momento, se dieron cuenta de que no era un canal... ¡¡¡Era el río
Tajo!!!
-¡Ricardo!- dijo Cristina enfadada- ¿Qué has hecho?, ¿Dónde estamos?
-No pasa nada Cristina, estamos a unas 50 millas de Toledo. En Toledo descansaremos,
luego iremos a Aranjuez, y finalmente vamos a ir a un tramo en el que el río se ensancha
y daremos la vuelta. Ese tramo se encuentra en Albalate de Zorita.
-Espero que sea así-dijo Cristina.
Llegaron a Toledo, donde se hicieron un amigo, llamado Doménikos, pero
en España le llamaban “El Greco” y era, un pintor muy famoso.
-Chicos -dijo el Greco- veníos a mi taller.
- Vale – dijeron la tripulación entusiasmada.
Él les enseño la ciudad y también su taller.
-Bueno adiós chicos, hasta la próxima vez.-Dijo el Greco.
-Adiós Greco, siempre te recordaremos.- Dijo Cristina emocionada.
Capítulo III.
Vamos a... ¡Aranjuez!
Después de despedirse del Greco, se fueron a su barco a descansar, ya que
habían tenido un maravilloso día en Toledo. Por la mañana, Cristina le pidió a Ricardo un
mapa de Aranjuez, y Ricardo le dijo que no dijesen que eramos piratas, ya que allí vivían
los reyes de España.
Cuándo llegaron, desembarcaron en el embarcadero Real, y como no, se encontraban los reyes saliendo de su barca:
-Hola altezas,-dijeron María e Inés- Venimos a visitar Aranjuez y es un placer para
nosotros, el poder conoceros.
-Hola,-dijo la Reina en tono amistoso- queréis venir a palacio.
-¡Sí, sí, sí!-dijeron los niños.
-Ya veo que mi tripulación quiere,-dijo Cristina en tono amable- si a usted no le importa mi
reina.
-No, no, podéis venir, así podréis jugar con mis nietos.
Cuando llegaron a palacio conocieron a los infantes (Los nietos de la
reina) y se dispusieron a merendar y jugar. Mientras tanto Cristina con la Reina, visitaba
os maravillosos jardines de Aranjuez y le comentaba que se tendrían que ir ya rumbo a
Albalate de Zorita.
Capítulo IV.
Y por fin Albalate.
Después de unos días, vieron un castillo y Ricardo dijo:
-Estamos en Zorita, ya no nos falta nada, no veis como el río se va ensanchando.
-Pues es verdad -Dijo Cristina por fin convencida.
-Bueno creo que todavía aun así nos faltan unas horas -dijo Ricardo.
Hasta que... ¡¡¡BOM!!! Se chocaron contra una preciosa fuente con catorce
caños, que por cierto nos es de catorce ahora... ¡ES DE TRECE! Rompieron uno y con un
poco de barniz la fuente se quedo casi igual:
-Bueno, -dijo Cristina desanimada- ya es hora de que nos vayamos, aunque lo hayamos
pasado atan bien. Siempre tendremos un recuerdo de esta aventura.
-Bueno ya que estamos con lo de la aventura, -dijo Ricardo enfadado- si no hubiese sido
por mi, no la hubiésemos hecho por eso... ¡¡¡ME PODÉIS BAJAR DEL MASTIL!!!
Fin.
Jaime Cervantes del Campo 6º.
No hay comentarios:
Publicar un comentario