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lunes, 20 de febrero de 2012


Historia de piratas.
Capítulo I.
Presentación.





Hace mucho tiempo en Albalate de Zorita, sucedió una cosa increíble...¡Vinieron

piratas! Bueno, os contaré lo que pasó anteriormente para que los piratas, fuesen a

Albalate.

Era una un bonito día en el barco “Un día en el cole”, la tripulación estaba formada

por las siguientes personas:

CRISTINA: Capitana.
BORJA: Ocupado del Cañón.
JAIME: Cocinero.
NACHO: Almirante.
ÁFRICA: Vigía.
ANDREA: Ocupado del Cañón.
ALICIA: Ayudante de Cocinero.
MARÍA: Ocupado del Cañón.
INÉS: Escriba.
RAÚL: Timonel.
RICARDO: Cartógrafo.
DOMINIK: Técnico.

-¡Escuchar mi tripulación!-Dijo Cristina gritando.

-¿Qué quiere capitana?- Dijo la tripulación al unísono.

-¿Borja estás cumplido con tu trabajo?

-Sí, mi capitana.

-¿Jaime estás cumplido con tu trabajo?

-Sí, pero no entendía una receta de cocina.

-¿Nacho estás cumplido con tu trabajo?

-Sí.

-¿África estás cumplido con tú trabajo?

-No, porque ayer me caí y me hice daño en el pie.

-Entonces,-dijo Raúl preocupado- ¿Quién está haciendo de vigía?

¡¡¡POM!!!, se chocaron contra una piedra, pero no fue nada ya que Dominik, sabe

arreglar muy bien las rajas en el cascote:

-¡África!, has estado a punto de matarnos,-Dijo Cristina enfadada- suerte que Dominik

sabe arreglar cascotes.

-Lo siento.-dijo África.

Después de este impedimento, siguieron pero, como no, hubo otro mayor:

-¡Ricardo!- dijo Cristina.

-¿Sí mi capitana?

-Me podrías traer los nuevos mapas hacia el Caribe.

-Sí, mi capitana.


Unos meses después, sin darse cuenta, llegaron a Lisboa y, se metieron por un

pequeño riachuelo en el que ponía: “Río Tejo” y ellos se pensaron que sería un canal

como los de Venecia.


Capítulo II.
Llegada a Toledo.

Cuando llegaron a la frontera Portugal – España, vieron otro cartel en el que

ponía Río Tajo. En ese momento, se dieron cuenta de que no era un canal... ¡¡¡Era el río

Tajo!!!

-¡Ricardo!- dijo Cristina enfadada- ¿Qué has hecho?, ¿Dónde estamos?

-No pasa nada Cristina, estamos a unas 50 millas de Toledo. En Toledo descansaremos,

luego iremos a Aranjuez, y finalmente vamos a ir a un tramo en el que el río se ensancha

y daremos la vuelta. Ese tramo se encuentra en Albalate de Zorita.

-Espero que sea así-dijo Cristina.

Llegaron a Toledo, donde se hicieron un amigo, llamado Doménikos, pero

en España le llamaban “El Greco” y era, un pintor muy famoso.

-Chicos -dijo el Greco- veníos a mi taller.

- Vale – dijeron la tripulación entusiasmada.
Él les enseño la ciudad y también su taller.

-Bueno adiós chicos, hasta la próxima vez.-Dijo el Greco.

-Adiós Greco, siempre te recordaremos.- Dijo Cristina emocionada.
El caballero de la mano en el pecho (1580). Toledo alcazar bridge flickr.jpg

Capítulo III.
Vamos a... ¡Aranjuez!

Después de despedirse del Greco, se fueron a su barco a descansar, ya que

habían tenido un maravilloso día en Toledo. Por la mañana, Cristina le pidió a Ricardo un

mapa de Aranjuez, y Ricardo le dijo que no dijesen que eramos piratas, ya que allí vivían

los reyes de España.

Cuándo llegaron, desembarcaron en el embarcadero Real, y como no, se encontraban los reyes saliendo de su barca:

-Hola altezas,-dijeron María e Inés- Venimos a visitar Aranjuez y es un placer para

nosotros, el poder conoceros.

-Hola,-dijo la Reina en tono amistoso- queréis venir a palacio.

-¡Sí, sí, sí!-dijeron los niños.

-Ya veo que mi tripulación quiere,-dijo Cristina en tono amable- si a usted no le importa mi

reina.

-No, no, podéis venir, así podréis jugar con mis nietos.

Cuando llegaron a palacio conocieron a los infantes (Los nietos de la

reina) y se dispusieron a merendar y jugar. Mientras tanto Cristina con la Reina, visitaba

os maravillosos jardines de Aranjuez y le comentaba que se tendrían que ir ya rumbo a

Albalate de Zorita.

Palacio Real de Aranjuez.jpg Palacio Real de Aranjuez - Interior 03.jpg



Capítulo IV.
Y por fin Albalate.

Después de unos días, vieron un castillo y Ricardo dijo:

-Estamos en Zorita, ya no nos falta nada, no veis como el río se va ensanchando.

-Pues es verdad -Dijo Cristina por fin convencida.

-Bueno creo que todavía aun así nos faltan unas horas -dijo Ricardo.

Hasta que... ¡¡¡BOM!!! Se chocaron contra una preciosa fuente con catorce

caños, que por cierto nos es de catorce ahora... ¡ES DE TRECE! Rompieron uno y con un

poco de barniz la fuente se quedo casi igual:

-Bueno, -dijo Cristina desanimada- ya es hora de que nos vayamos, aunque lo hayamos

pasado atan bien. Siempre tendremos un recuerdo de esta aventura.

-Bueno ya que estamos con lo de la aventura, -dijo Ricardo enfadado- si no hubiese sido

por mi, no la hubiésemos hecho por eso... ¡¡¡ME PODÉIS BAJAR DEL MASTIL!!!

Fin.












Jaime Cervantes del Campo 6º.

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